Por Sergio Vásquez Ochoa, Presidente Asociación de Consumidores Arica

Asumo con honestidad, que antes me enfurecía cuando personas de otros lugares, nos señalaban como dormilones y les respondía presuroso. El tiempo, la observación y los años, confirman esos dichos. Es cosa, de ir un sábado o domingo, al Chinchorro. Dos, tres personas trotando. La ciudad duerme. Es cierto, que la ley de la Junta de Adelanto y de la industria, fueron una excelente decisión política administrativa, pero pronto las eliminaron. Después vino la oscuridad y no hay políticas sólidas de apoyo a nuestra estratégica región, pero falta lo nuestro.

Hoy, somos una de las regiones más lentas del país, por falta de políticas centrales y de nosotros mismos. Si miramos alrededor, muy cerca. Vemos en la vecina Tacna, familias completas trabajando, enchulando autos, mujeres manejando camiones, pintando y levantándose muy temprano. Ocupando cuanto nicho de mercado descubren. Eso nos falta. Por eso, ellos avanzan. Aparte de los cánones mineros.

Existe una palabra, que es la base de todo. El amor, que tiene tantos matices. Amor, por Arica y la región nos falta. Concejales, que se desviven por viajar a los lugares más exóticos y bellos, Cores, que son apoyados para viajar y ya expiraban sus funciones y cuyo retorno social, nadie los ve. Un camino de la isla destrozado, con denuncias y no existe la reacción inmediata de las instituciones, es un ejemplo de tantas falencias que vemos por doquier. Eso, es falta de amor.

¿Orígenes del problema? Tal vez, una educación deficiente. Eso debiéramos atacar, a través de los programas educacionales, tratando de sacar de tantas tablas y celulares, que atrapa hasta en la mesa, a nuestra juventud y también a muchos adultos. Enseñémosles a pensar a nuestra juventud, no los atiborremos de tanta literatura y fórmulas, que ni siquiera aplicaran en la vida. Enseñémosles, el valor del sacrificio, de la perseverancia, del amor por la ciudad donde viven, del mirar más allá del metro cuadrado. Soñemos al menos, con un nuevo ariqueño.