Por Álvaro Tobar, Ingeniero Comercial

Hoy es más que evidente que ambas facciones políticas del país tienen un sólo interés común, mantener el statu quo, la gobernabilidad y la continuidad de un sistema que les garantiza el sustento de por vida, una “monarquíapseudodemocrática”; y en ese panorama me sorprende la poca capacidad de reacción y organización de la ciudadanía, me refiero -claro está- a la “verdadera” ciudadanía, esa que por años ha aceptado tácitamente la imposición del sistema y que no se siente identificada con ninguna tendencia política.

La misma que no quiere que el movimiento social se abandere con un partido o ideología, sino con el bienestar de los ciudadanos. Esos ciudadanos que lo único que anhelan es un país donde los políticos sean de vocación y no parasiten del estado casi vitaliciamente; que quiere que la salud no sea un negocio, y que espera después de 45 años de trabajo, no tener que vivir de migajas mientras las empresas que lucraron con sus ahorros previsionales siguen acumulando utilidades y favoreciendo al mismo grupo oligárquico dominante.

¿Cómo hacer que la población despierte de ese sueño letárgico en el que se encuentra sin que ese despertar implique una ruptura de la institucionalidad? ¿Cómo volver a confiar en los liderazgos? Veo muchas reacciones en las redes sociales, señales de disconformidad, cansancio, frustración, pero ¿Serán las redes sociales capaces de generar el cambio que necesitamos como país? Lo dudo, las redes sociales son para comentar, comunicar, informar; pero para generar acción hay que moverse, sentado detrás del computador nada va a cambiar, tampoco sirve esperar que los otros tomen la iniciativa. No podemos seguir siendo la masa, tenemos que unir nuestras individualidades por un fin superior, sin perder nuestra identidad.

Lo que hoy vivimos va más allá de un color político o una ideología, implica terminar con el financiamiento de los trabajadores a las AFPs, dejar de ver la salud como un negocio, y que quienes estén en un cargo público, sirvan al país y no “se sirvan” de él.