Nuevas técnicas y tecnologías para agricultura desértica
Por Luis Rocafull López, Director Regional Corfo Arica y Parinacota


 
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14/07/2016
El día que la ciencia y la sabiduría ancestral acortaron camino

· Una actividad que se consideraba tan simple como buscar plantas nativas con usos medicinales, terminó en una tremenda confluencia de niños de Arica y abuelos de la precordillera, donde la ciencia ligada a los saberes ancestrales derivó a temas de identidad y principios de territorialidad andina.

No sólo plantaron un árbol, observaron células, distinguieron plantas y presenciaron una obra teatral. El taller de plantas nativas para uso medicinal, desarrollado por el Programa Asociativo Regional Explora de CONICYT Región de Arica y Parinacota, penetró las capas profundas de los saberes ancestrales del norte, donde se conectaron los alumnos de séptimo y octavo año de la Escuela Comandante Juan José San Martín, adultos mayores de la precordillera y científicos de Arica.

Todo partió con el levantamiento de información en la precordillera de la Región de Arica y Parinacota, donde los adultos mayores fueron los informantes claves respecto al uso y localización de este patrimonio cultural inmaterial. Fue así como Patricia Arévalo, profesora de historia a cargo del taller, viajó junto a Susana Alfaro, tecnóloga médica y Cristian Cerna, antropólogo, ambos profesionales del Centro de Investigación del Hombre en el Desierto, CIHDE; la profesora Antonella Botetano de la escuela donde se materializó este proyecto y profesionales de Explora.

Durante dos días el equipo visitó diversas localidades, entre ellas Ticnamar, Belén y Putre, trabajando en entrevistas y recolección de las plantas indicadas por los abuelos como protectoras de distintos males.

Los adultos mayores compartieron sus conocimientos sobre los beneficios de los brotes de chilca macerados en orina para las quebraduras; para los nervios el misico en agüita caliente; para la digestión la ñaca tola; para el dolor de estómago la muña en mates reposados; y flores de alfalfa para que las parturientas tuvieran más leche.

Fluidas conversaciones sobre los ancestros visibilizaron sus dones con los cuales se nace, indicaron. Algunos no trasmitieron nada de lo que sabían, y hoy sólo quedan recuerdos aún pegados a la memoria de largo plazo de sus descendientes. Las abuelas de las abuelas sólo miraban a los ojos y decían “tú tienes esto”, recuerdan.

-A quienes les picaba la araña, mi abuelita le daba excremento de persona tostado como té. Esa es la hierba sin raíz, dice Miguel Huanca en la plaza de Ticnámar.

-Usaba perritos nuevos, los criaba y hacía charque para curar la pulmonía de la gente, eso lo hacía como tónico en la mañana, antes del desayuno le daba ese caldito, agrega sobre su abuela.

Luzmira Muñoz, una mujer guerrera que camina kilómetros cuidando su ganado, nos comenta que la chachacoma es buena para el corazón, que la suputula alivia los resfríos y que un líquido pegajoso que sale de la yareta se calienta y usa como parche para el dolor de las quebraduras.

Sobre el susto y la pérdida del ánimo todos concordaron que con oraciones, ceremonias, campanitas y lagartos de color verde, era posible de recuperar el alma que vuelve en forma de mariposa blanca, la que se bebe en una copa de vino.

YO SOY MURMUNTANI

En Arica, el taller continuó en la Escuela Comandante Juan José San Martín, donde se mostraron las plantas nativas recolectadas y sus principios activos, además de su uso medicinal en la población aymara. Los niños escucharon un cuento sobre las abuelas caminantes en los cerros, recogiendo hierbas para los dolores, luego trabajaron con fichas sobre las plantas, que también dibujaron. Aquí conocieron a los químicos del CIHDE, quienes ampliaron los temas respecto a los respaldos científicos, que a través de sus investigaciones entregan a los saberes ancestrales.

La valoración de la ciencia por parte de los niños desde la información entregada por los abuelos, que luego fue llevada al laboratorio, retransmitió un mensaje relacionado con la salvaguardia del patrimonio inmaterial, que está en la información sacada de los recuerdos de quienes compartieron sus historias. Aquí las manitos de los niños para comentar su experiencia, decir “yo soy Murmuntani”, aludiendo a su lugar familiar, y preguntando sus dudas, surgió en forma espontánea y fresca.

En el laboratorio de química, ubicado en el campus Velásquez de la Universidad, los químicos Emilio Soto y Claudio Parra les mostraron a los motivados niños el proceso de extracción de compuestos bioactivos de plantas medicinales del altiplano. Luego, en el laboratorio de biología molecular del CIHDE, la tecnóloga médica, Susana Alfaro, les mostró el proceso de evaluación de los extractos a los que se les hace purificación e identificación de los nuevos compuestos. Los alumnos de la Escuela disfrutaron su estadía, observando células y conociendo los instrumentos para investigación biomédica. También los alumnos observaron las hojas de yara y ñuñomaya en un microscopio, las que después dibujaron en un cuaderno.

Pero no podía terminar este taller sin la posibilidad de plantar los arbolitos donados por la CONAF de la oficina de Putre, los que quedaron en el patio de la Escuela donde los motivados niños velarán por su crecimiento.

Finalmente, llegó la hora de decir adiós, una emocionante despedida con una obra de teatro de la actriz Tanya Durán cerró el taller donde se habló de plantas, abuelos, geografía, mundo andino, pachamama, microscopios y aire puro. También hubo emoción por las sonrisas espontáneas y los ojitos encantados. El aprender haciendo que siempre se promulga, en este taller de EXPLORA sí fue efectivo.

 



 
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