Por Antonio Horvath Kiss, Senador por Aysén

El que hasta ahora hemos denominado Camino Austral, poco a poco se ha ido convirtiendo en mucho más que una vía de comunicación de la Patagonia chilena. Por las especiales características de la zona por las que pasa y por su ajuste a la naturaleza desde que fuera concebido, se ha transformado en un atractivo turístico de rango internacional.

Esta obra se inició en 1976, en condiciones bastante precarias y adversas, y en forma casi simultánea, desde Puerto Montt hacia el sur, a cargo del Cuerpo Militar del Trabajo del Comando de Ingenieros del Ejército; y desde Coyhaique en dirección al norte y al sur, mediante un sistema mixto de obras comunitarias, trabajos por administración y empresas regionales. Esto, por cuanto las autoridades del ministerio de Obras Públicas de la época –encabezadas por Hugo León Puelma– tenían prioridades mayores, como recuperar la carretera Panamericana y los principales caminos transversales del país que habían quedado prácticamente abandonados en su mantención.

Esta vía, la Carretera Austral, fruto de las exploraciones, logró ser definida como posible, ya que antes se consideraba irrealizable desde el punto de vista técnico-económico; además, tenía una competencia natural que de algún modo continúa vigente hasta nuestros días, que es la de hacer caminos transversales y utilizar como eje longitudinal los fiordos y canales protegidos del austro chileno.

Hoy en día el proyecto caminero alcanza 2.950 kilómetros de extensión entre Puerto Montt y Puerto Williams y conectará 255 mil kilómetros cuadrados, es decir, más de un tercio del Chile sudamericano.

Los grandes escollos políticos administrativos de la ruta han significado tener como prioridad el reiniciar las obras abandonadas en 1984, que evitan tres trasbordos, como son el de los fiordos Reloncaví, Comau y Reñihué. Después de mucho insistir, se ha podido pasar del cuarto estudio de ingeniería al inicio de obras por parte de Vialidad y el CMT en el sector de Vodudahue. El largo trasbordo que se debe hacer –subsidiado con los fondos espejo del Transantiago– desde Hornopirén a Leptepú de cuatro horas,  podrá ser acortado a dos.

Fruto de una iniciativa legal, en el corto plazo esta vía podrá ser transformada en camino escénico, es decir, ser el eje de valoración de las áreas silvestres protegidas del Estado y de particulares, que corresponden a más de la mitad de la superficie de la Patagonia chilena, así como de innumerables emprendimientos, de acuerdo a sus potenciales e identidad, sin tener que destruirla, como lo pretenden algunos megaproyectos.