Se nos fue el 2017, un año marcado por las elecciones presidenciales y unas nuevas parlamentarias que estrenaron el cambio del sistema binominal.
Un año donde algunas de las reformas impulsadas por el gobierno tuvieron como principal rival el Tribunal Constitucional y donde otras que eran aborrecidas por la oposición terminaron por ser apreciadas al calor de la segunda vuelta.
Un 2017 donde nuevamente el hambre de poder no permitió que se eligieran los gobernadores regionales, aunque finalmente salió la ley.
Un año donde el país sufrió con los índices macroeconómicos, mientras nuestra región mantuvo bajos niveles de desempleo, con balances positivos en sectores económicos como la construcción, turismo y comercio y también en las exportaciones.
Un año donde brilló el Plan Especial de Zonas Extremas con el término e inicio de numerosas obras, pero también con la sordera del Gobierno Regional aprobándose un engendro de proyecto que remplazó al Gran Museo Chinchorro.
En, fin un año, como todos, de dulce y agraz, donde quedó nuevamente demostrado que la ciudadanía va para un lado y la élite política para otro.
Udo João Gonçalves Flores
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