Hace pocos días se dio a conocer los resultados de la consulta ciudadana organizada por el Consejo Urbano, en el marco de Visión de Ciudad (donde participan la Municipalidad de Arica, la Cámara Chilena de la Construcción, INACAP, UTA, Mallplaza, Fundación Arica Revive, Unión Comunal, y los Ministerios de Obras Públicas, Vivienda y de las Culturas y Serviu), donde uno de los resultados más interesantes es que, en 10 años, la comunidad ve a Arica como “Una ciudad turística”.
A partir de esa información surge una duda natural y, al mismo tiempo habitual, pero que nunca hemos podido responder: ¿cómo nos preparamos para el verano? ¿qué hacemos como ciudad para ser atractivos? ¿cómo seducimos al turista para que elija venir a Arica? Con respecto a esto es evidente que la autoridad tiene mucho que decir, pero no solamente ellos, sino que también todos quienes vivimos en esta zona fronteriza.
Existe consenso que tenemos todas las potencialidades para ser un destino único, irrepetible y seductor, con un extenso borde costero, con edificios patrimoniales, con una historia de más de 7 mil años que se refleja en la cultura Chinchorro; además de la riqueza natural del altiplano y punto de encuentro con Perú y Bolivia.
Pero de qué sirve lo anterior si no tenemos la suficiente infraestructura hotelera, conectividad adecuada, con rutas escénicas que muestren bondades de la Región, gastronomía típica, museos de nivel internacional; además nos falta mejorar nuestras áreas verdes y espacios públicos en cantidad y calidad, donde no pernocte gente, por ejemplo.
Hoy debemos entender que dijimos no a la gran minería, pero necesitamos ponernos de acuerdo y trabajar en desarrollar profesionalmente el eje turístico-patrimonial, el que mayoritariamente reconocemos como nuestra gran potencialidad como región. De lograrlo exitosamente se generará trabajo y mejores condiciones de vida para todos por igual, porque Arica y Parinacota lo construimos todos.
