En un curioso fenómeno se han convertido las corporaciones de desarrollo de los gobiernos regionales de Arica y Parinacota, esto a propósito del cierre de la Corporación de Desarrollo Territorial, creada por el anterior gobernador Jorge Díaz.
Años antes fue la Cordap, una entidad que por momentos logró conciliar los intereses de públicos y privados, pero al parecer tanta democracia no cayó bien y fue desplazada y desfinanciada en desmedro de la Agencia Regional de Desarrollo Productivo (ARDP), que a nuestro juicio se habría preocupado más de otros temas que articular iniciativas pro Arica. Finalmente, ambas perecieron.
Hoy es el turno de la Corporación (creada el 2022), la cual se prometió sería un ente técnico que elaboraría proyectos para que el Consejo Regional los pudiese aprobar rápidamente y así dar dinamismo y respuesta a las necesidades de la región; pero nada de eso ocurrió y la entidad fue más de lo mismo.
Como CChC (junto con otros privados) fuimos “Socios Honorarios” de la Corporación, pero nunca se nos enviaron actas, pese a que fueron solicitadas, por lo que nos retiramos de la institución quedando con la sensación que su principal motivación nunca fue la región. Importante destacar el oneroso presupuesto, donde el 2023 contaba con 583 millones de pesos y el 2024 de 313 millones.
El actual gobernador está proyectando enterrar a la actual Corporación por posibles irregularidades; como privados continuamos esperando algo muy simple: nos gustaría una entidad no política, técnica y que realmente impulse proyectos que generen desarrollo. Mientras tanto, otra vez tenemos que preparar los claveles para la tumba de otro experimento que fracasó y terminó en el panteón. Q.E.P.D. Corporaciones.