Más allá del escenario: Reflexiones en el Día Nacional del Teatro en Chile
Por Andrés Ubilla Montoya, Actor y Gestor Cultural de Tripulante Laboratorio Producciones y Red Lambe Norte Chile


 
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07/12/2014
El lucrativo negocio del agua purificada en Arica

• Sin duda, la venta del vital elemento en forma envasada ha tenido un importante crecimiento en nuestra región ¿Pero es mejor la calidad de la vendida en bidón que la de la llave? ¿A qué controles sanitarios son sometidos? ¿Cuánto hay de mito y de realidad en torno a este tema?

La polémica desatada tras la declaración de Reinaldo Ruiz, delegado presidencial de Recursos Hídricos en su visita a la ciudad, referente a que la calidad del agua potable es superior a la de bidón, abrió una interrogante sobre un negocio que ha crecido en forma rápida en los últimos años.

De hecho, en 2004, en nuestra ciudad, no había más de media docena de empresas dedicadas a la venta de agua purificada en bidón y hoy, según la Seremi de Salud, hay 13 y una más que está en trámite para conseguir permiso de funcionamiento.

De todas las empresas que funcionan en Arica, solamente una tiene un pozo propio (AguaArica) y el resto lo saca de la red de agua potable.

Y, para el consumidor, un litro de agua purificada en bidón cuesta, aproximadamente, 100 veces más que la potable ($0,8 vs. $80). Es decir, una diferencia notable que explica el crecimiento que ha tenido este negocio en Arica, así como en otros lugares del mundo (ver recuadro).

CALIDAD

En Arica, el tema del agua ha sido siempre centro de polémica, debido, principalmente, a los temores de la población respecto a los daños que produciría el agua potable debido a los altos contenidos de boro, arsénico y la dureza que ésta presenta, lo que repercutiría en la afluencia de enfermedades cardiovasculares y renales.

¿Pero cuán cierto es que beber agua potable causa daños a la salud? ¿Es la calidad del agua de bidón mejor que la de la llave? ¿A qué controles es sometida la sanitaria Aguas del Altiplano versus las empresas que se dedican a este lucrativo negocio? Varias interrogantes que vale la pena aclarar.








De la llave a la botella

Comenzaban los años 90 y la venta de agua embotellada irrumpió nuestras vidas. A poco andar, abundaron los mensajes que nos indicaban que el agua de la llave es sinónimo de “veneno” y el acompañarnos siempre de una botella con agua envasada se transformó en una necesidad vital ¿Pero cómo pasamos de ser personas que bebíamos libre y gratuitamente agua de la llave, de mangueras y bebederos, a convertimos en seres paranoicos que debemos pagar cada día más por algo tan vital como el agua?

Annie Leonard, directiva del International Forum for Globalization y de Global Alliance for Incinerator Alternatives (GAIA), experta en materia de responsabilidad social corporativa, desarrollo sostenible, riesgos laborales, cooperación internacional y salud ambiental, plantea en una publicación
La historia del agua embotellada
que este fenómeno se inició a raíz de la necesidad de incrementar las ventas por parte de las grandes trasnacionales que vieron llegar al tope el consumo de bebidas. “Si las compañías quieren seguir creciendo, deben vender más y más, entonces decidieron crear este producto, que en un comienzo era una locura ¿Quién iba a comprar agua envasada si el agua era accesible en todas partes?”.

Según Leonard, la estrategia de la demanda manufacturada fue lograda gracias al temor, la seducción y el engaño. “Una vez que han creado un mercado multimillonario, ellos lo defienden acabando con la competencia, pero en este caso la competencia es el derecho humano a tener agua potable”.

Y así fueron creando en la población la necesidad de consumir agua embotellada y llegar a pagar hasta 1.000 veces más por el agua tras el temor de enfermarse o intoxicarse.

SANITARIA

La Superintendencia de Servicios Sanitarios (SISS) establece que “el agua distribuida por los servicios públicos debe cumplir con los requisitos bacteriológicos, de desinfección, físicos, químicos y radiactivos establecidos en la Norma Nch 409, y su control debe realizarse conforme a los procedimientos de inspección y muestreo detallados en esta misma norma”.

Esto implica un estricto control sobre las distribuidoras de agua potable que deben someterse a constantes análisis para asegurar la calidad establecida en la norma chilena que tuvo su última actualización el año 2005 donde “se consideraron los antecedentes y aportes proporcionados por el Ministerio de Salud, universidades nacionales, empresas de servicios sanitarios, expertos en el tema y de la propia SISS, quienes en un trabajo conjunto establecieron los requisitos que debe cumplir el agua potable suministrada en el país".

Marcelo Basaure, gerente zonal de la empresa sanitaria local Aguas del Altiplano, explicó que la compañía es fiscalizada mediante muestras de agua tomadas aleatoriamente en casas de la ciudad por la SISS y el Servicio de Salud. “Anualmente, se realizan más de 50.000 muestras de agua para constatar que esté en norma”.

Con respecto a la calidad dijo que la comunidad de Arica debiera consumir el vital elemento con tranquilidad, ya que la calidad alcanzada es la mejor de su historia. “Se han realizado importantes inversiones para cumplir las normas exigidas y podemos decir que el agua entregada en los hogares ariqueños cumple con los parámetros que exige la normativa chilena”.

BIDONES

Quien debe fiscalizar a las empresas que venden agua purificada en bidón es la Seremi de Salud, particularmente, la Unidad Técnica de Alimentos.

Precisamente, la encargada de la Unidad Técnica de Alimentos de la Seremi de Salud, Paulina Cabezas, explicó que el agua vendida por las empresas purificadoras es catalogada “para consumo de las personas”.

El “agua potable” es el término que se usa para la que distribuye la sanitaria, la cual contiene cloruros que aseguran su inocuidad, los cuales son eliminados por las empresas purificadoras en su proceso de filtrado.

Por otra parte, a diferencia de las miles de muestras que debe presentar la sanitaria al SISS, las empresas que venden agua purificada, obligatoriamente, deben presentar al año solamente un análisis físico-químico y dos bacteriológicos.

Esos exámenes deben ser pagados por las empresas, para lo cual ellos mismos toman las muestras y las llevan, la mayoría (por no de decir la totalidad de las empresas), a la Seremi de Salud, quien las deriva para el análisis al Instituto de Salud Pública (ISP).

Según explicó Daniel Luna, presidente de la Asociación Gremial de Productores de Agua y de la Cooperativa de Agua envasada de Arica (que agrupa 4 empresas), lo realizan con la Seremi de Salud, ya que el laboratorio certificado privado más cercano que está en Iquique (Cesmec) les cobra muy caro. “Un análisis físico-químico cuesta en la Seremi de Salud entre $15.000 y $20.000 y Cesmec cobra $500 mil”, señaló.

En cuanto a las fiscalizaciones en terreno, la Seremi de Salud visita dos veces al año cada empresa revisando que cuenten con la documentación adecuada e inspecciona visualmente el estado de bidones y otras normas sanitarias que cumplir.

En primera instancia, al ser consultados por Chasquis.cl, la Seremi de Salud informó que durante esas visitas no tomaban muestras para verificar la calidad del agua que estaba en los bidones, pero, posteriormente, la encargada de la Unidad Técnica de Alimentos, Paulina Cabezas, rebatió esa versión y afirmó que sí lo hacían.

Sin embargo, cuando se le solicitó los resultados de esas muestras, no las entregó señalando que tenía que consultar a la unidad jurídica y, hasta el cierre de esta edición, nunca respondieron la petición.

Pero el propio Diego Luna rebatió a la funcionaria al asegurar que la Seremi de Salud solamente en una ocasión había tomado muestras de agua en su local.

Además, al preguntarle a Luna si existe en su rubro problemas sanitarios graves como los detectados por la Seremi de Salud de Iquique en 2012, donde varias empresas fueron sancionadas, dijo que “sí, pero han pasado piola”.

Finalmente, cada vez es más cuestionado el uso de los bidones producto de una sustancia química llamada Bisfenol A (ver recuadro).

¿MITOS O REALIDAD?

Muchos expresan el temor de que el sarro que se forma en los calentadores y teteras pueda producirse en su estómago y que podrían derivar en cálculos renales o en enfermedades cardiovasculares.

De hecho, el propio Luna afirmó que así era, basándose en la creencia de que en Arica hay muchas personas que sufren cálculos renales.

Luna también afirmó, en una entrevista que le realizó el diario La Estrella de Arica, que “en las empresas purificadoras vendemos mejor agua que la de la llave. No es posible que un agua tenga residuos de coliformes (fecales)”, pero al preguntarle si tenía algún análisis que demostrara aquello, dijo que no tenía ninguna prueba.

Lo cierto es que la aparición del sarro se debe a la presencia de calcio y magnesio en el agua, los cuales al calentarse (el agua hierve a 100°) y estancarse, presentan grumos que forman una dureza en el fondo de las teteras como asimismo en los artefactos que calientan agua tales como los calefón, hervidores, planchas a vapor, etc.

Sin embargo, el cuerpo humano tiene una temperatura de 36°, por lo que sería imposible que puedan formarse aquellas costras de calcio.

“Chile se basa en las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud (OMS) para la calidad del agua que se debe distribuir a la población. La misma OMS establece que no existe un valor guía ya que se ha visto que la dureza no provoca problemas a la salud. Sí reconocen que afecta los utensilios de la casa”, explicó el ingeniero bioquímico Christian Maurer, encargado de calidad de agua potable de la SISS, en una nota publicada por Las Últimas Noticias en septiembre pasado.

Por otra parte, la tesis realizada por el ingeniero civil de la Universidad de Chile, Marcos Neira, denominada “Dureza en aguas de consumo humano y uso industrial, impactos y medidas de mitigación. Estudio de caso: Chile”, es concluyente en su afirmación que la dureza del agua no produce daños a la salud humana.

“La dureza del agua ha sido relacionada con enfermedades cardiovasculares y en menor proporción con la presencia de urolitiasis (cálculos renales), sin determinar de manera tajante si existe relación directa o inversa con estas enfermedades”, explicó Neira tras recopilar los datos del Ministerio de Salud del período 2000-2003 de las muertes por enfermedades cardiovasculares y la presencia de cálculos.

Actualmente, estos datos se vuelven muy relevantes dado que, en ese período de tiempo, la ingesta de agua de llave era mayor a la que existe hoy, ya que se ha masificado el consumo de agua embotellada.

De acuerdo al gráfico 1 “Relación entre las enfermedades cardiovasculares y la dureza en Chile”, se infiere que no existe relación entre dureza y enfermedades cardiovasculares.

“Lo que facilita la formación de cálculos es que la gente tome poca agua”, advirtió Carlos Montiglio, urólogo de Clínica Avansalud, en un artículo publicado en Las Últimas Noticias en agosto pasado.

“Dos litros y medio a tres litros diarios es lo que requiere mi organismo para que sea capaz de eliminar las impurezas, bien diluidas. Si tomo menos agua por miedo (al sarro) estoy forzando al riñón a que concentre mayor cantidad de sustancias que precipitan: la causa fundamental de los cálculos. A la vista el sarro en los hervidores es molesto, pero aparte de eso no hay mayor problema”, afirmó Montiglio.

Esta aseveración es confirmada en el gráfico “Relación entre urolitiasis y dureza en Chile”, el que no es concluyente, debido a que claramente se observan tres regiones donde la relación es inversa.

BORO

El boro es un mineral que se encuentra en los alimentos y en el medio ambiente. La cantidad de Boro aceptable en el agua no está considerada por la norma chilena y eso ha generado diversos cuestionamientos por parte de agrupaciones sociales hacia el Estado exigiendo que el Ministerio de Salud incluya el boro en la nómina de sustancias para las que se establece un nivel máximo de concentración, como sucede con el agua para regadío, en la que no puede superar 0,7 miligramos por litro.

“En Chile, no existe normativa para el agua potable, pero sí una recomendación de la OMS que actualmente es de 2.4 mgl/l”, explicó el vice decano de la Facultad de Medicina y Odontología Dr. Alex Arroyo en su exposición “Concentración de Boro en el agua potable en Chile, normativa en otros países y recomendaciones de la OMS”, realizada en una jornada sobre boro en el agua potable efectuada en la Universidad de Antofagasta, como consigna un artículo publicado en el portal Region2.cl.

Para aclarar esta controversia, el Gobierno encargó un estudio de dos años de duración que comenzó a fines de 2006. La investigación titulada "Evaluación y estudio de los efectos en la salud de la exposición a boro por consumo de agua potable en la comuna de Arica", estuvo a cargo de la Universidad Católica de Chile, con sede en Santiago, con la colaboración de la Universidad de Chile y la Universidad de Tarapacá.

La investigación contempló la medición de los niveles de boro en el agua potable de diversas localidades de Arica e incluyó análisis de orina y semen de los jóvenes ariqueños.

La jefa de la investigación realizada en Arica, Catherine Ferreccio, aseguró en un artículo publicado en el portal Inter Press Service, que "ningún estudio hecho hasta ahora con boro en humanos ha demostrado efectos negativos para la salud".

Según Ferreccio, la OMS “basa su recomendación, utilizando un criterio precautorio, en resultados obtenidos en investigaciones con animales, a los que se les aplican ‘dosis gigantescas’ de boro. En ellos se han comprobado impactos negativos en el sistema reproductivo de los machos”.

En contrapartida, la investigadora afirmó que "algunos estudios recientes muestran que el boro tiene efectos positivos en la salud humana y por eso el Ministerio de Salud de Chile todavía no ha querido normarlo. Las personas que consumen altos niveles de boro tienen menos riesgo de padecer cáncer de cuello uterino y de próstata y las mujeres post menopáusicas tienen menos riesgo de padecer osteoporosis, ya que ayuda a fijar el calcio en los huesos".








Peligro en bidones

Una de las situaciones que tienen en tela de juicio el uso de los bidones de policarbonato en todo el mundo, los cuales son usados para la venta de agua purificada en Chile y, particularmente en Arica, es la presencia de la sustancia química llamada Bisfenol A (BPA).

De hecho, a petición del gobierno francés, se está evaluando su uso en la Unión Europea (UE), ya que puede ser tóxica para fetos y el desarrollo cáncer, según consigna una información publicada en el portal del Observatorio Latinoamericano de Conflictos Ambientales (OLCA).

Además, el Bisfenol A ha sido vinculado ya por algunos estudios con problemas del sistema nervioso, desórdenes reproductivos y obesidad.

Según se señala en el artículo publicado por el OLCA, la UE, Estados Unidos y Canadá han prohibido ya el uso en biberones donde está presente esa sustancia química industrial, que según el nuevo estudio presenta riesgos para la salud.

ARSÉNICO

La SISS estableció que, desde enero de 2013, el agua de la ciudad de Arica está cumpliendo a cabalidad con la norma chilena de agua potable y los niveles de arsénico no superan los 0,01 mg/L establecidos.

“La SISS fiscaliza sistemáticamente la calidad del agua potable que se suministra a la población por parte de todas las concesionarias del país y mensualmente publica a través de su página web el cumplimiento de los resultados obtenidos a través de un proceso de autocontrol”, afirmó en un comunicado la autoridad sanitaria.

Para cumplir la norma establecida por el Ministerio de Salud, Aguas del Altiplano debió construir una Planta de Tratamiento de Agua Potable de Osmosis Inversa, Pago de Gómez, en 2012, donde se elimina el arsénico del agua.

Es decir, los principales temores basados en la presencia de boro y arsénico en el agua, al menos, científicamente, se han disipado.

En definitiva, la venta de agua purificada en bidones es un lucrativo negocio sustentado más en mitos que en la realidad, así como el temor infundido por las empresas. Y, de paso, no solamente ha aumentado los costos básicos de los hogares sino que nos enfrenta a nuevos peligros, como el Bisfenol A.



 
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