Por Cristián Bustos Sanhueza, Presidente CChC Arica

Hace algunas semanas, nos enteramos que las aerolíneas nacionales hicieron importantes modificaciones en su itinerario, evitando hacer escala en Iquique y Antofagasta, teniendo que parar en Santiago para llegar a las vecinas urbes nortinas, es decir, hay que viajar 2 mil kilómetros de ida y 2 mil de vuelta para llegar a ciudades que de Arica están a 300 y 700 kilómetros, respectivamente, con la pérdida de tiempo y desgaste ante semejante programación.

Lo anterior, es solamente el reflejo de cómo funciona este país, con decisiones tomadas a nivel central y sin considerar las realidades y dificultades de quienes vivimos en el extremo norte y sobre todo en Arica y Parinacota donde existen evidentes falencias en salud y educación, y donde lo que prima finalmente es un criterio económico de rentabilidad por sobre las personas.

Esto atenta contra el desarrollo regional y de todo el norte, ya que la cantidad de intercambio cultural, negocios e iniciativas que se realizan entre Arica y sus vecinos son bastantes nutridas, pero hoy los comerciantes, gestores culturales e innovadores que intentan forjarse un mejor destino, esas personas inquietas que viajan recurrentemente por estas regiones, deberán enfrentar una nueva dificultad en su camino al éxito: largos trayectos por el desierto más árido del mundo.

Hoy, en vez de avanzar, estamos retrocediendo, con peor conexión, más aislados, más cerca de Perú y de Bolivia, que de nuestro país. Esto además es peligroso para Chile en materia de derecho internacional. Ya perdimos en La Haya en el pleito con los limeños y ahora viene el litigio contra el gobierno de Evo Morales.

En definitiva, nuestro país está dando señales de escasa soberanía y preocupación por todo el largo y ancho del territorio. Una vez más Arica y el norte se sienten abandonados y despreciados; aquí es cuando necesitamos una fuerte señal de parte del gobierno, porque Construir un Chile más unido es obra de todos.