Mitos, vacunas y fake news: Un cocktail mortal
Por Paula Molina, Químico farmacéutico de Farmacias Ahumada


 
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26/03/2017
Claudio Acuña: “Acoger inigualablemente bien a los adultos mayores de distintas latitudes”

• El presidente del CORE sueña con que Arica sea una ciudad para la tercera edad: “Debemos encadenar a los distintos servicios públicos, Salud, Vivienda, Turismo, Cultura, con un trabajo sistemático, como lineamiento estratégico de la ciudad, para que no vengan sólo de paso”.

Por David Saavedra Fernández

Hablar con el presidente del Consejo Regional, Claudio Acuña Leblanc, es como hablar con muchas personas a la vez.

Con hartas. Al menos, con ocho.

El hombre se desenvuelve cómodo por distintos derroteros, como un conversador soberbio.

Con sus 46 años encima (Arica, 2 de septiembre de 1970), Acuña parece haber vivido muchas vidas en una sola.

Y hay una especial profundidad en sus ideas, en sus planteamientos. En especial sobre lo que vendrá.

“El futuro de Arica tendrá un sustento sólido si le damos un servicio decente, superlativo, de primerísimo nivel a los adultos mayores que vengan de diferentes latitudes, nacionales o extranjeros, a vivir aquí, como pasa en Miami, en todo Florida, en Andalucía, en España o en la ‘Costa Azul’ francesa, Arica tiene condiciones naturales para convertirse en una ciudad amigable con el adulto mayor”.

Acuña siempre sonríe. Viste moderna, pero sobriamente.

Es ameno pero discreto, el hombre cultiva exitosamente el bajo perfil. No busca sobresalir gratuitamente…

Aunque, fuera de cualquier protocolo riguroso, él es la segunda autoridad más importante de nuestra región, después de la Intendenta Gladys Acuña, con un currículum impecable.

Entregó su “Cuenta Pública” como orgulloso presidente del Consejo Regional en el Aula Magna de Velázquez hace poco. Allí se mostró apasionado al nombrar los proyectos gubernamentales que están transformando nuestra región. Pero ahora le suma los privados.

“La ciudad crece, se desarrolla el borde costero, el embalse, la recuperación de edificios emblemáticos, la transformación y disponibilidad creciente en la vivienda, el recambio de luminarias, el mejoramiento de los accesos y carreteras, urbanas y rurales, la renovación del casco antiguo y el centro, la Escuela de Medicina, el casino y el hotel de cinco estrellas, todo el complejo del Arica City Center, el ‘Mall’ que se comienza a construir, con una inversión pública-privada que no se había visto en décadas”.

Lo perseguí por más de una semana para esta entrevista. Pero nada. Siempre ocupado. En reuniones, en comisiones. Haciendo labor. Inubicable. Filo.

Hasta que por fin, un buen día viernes de este caluroso marzo, lo tengo sentado frente a mí.

“NADA QUE CONTAR”

Me habían dicho que era serio, reservado, que era piola. Y parecía ser cierto.

“¡Pero es que no hay nada que contar! Soy un tipo normal ¡No sé qué te podría contar!”, se defendía riendo.

Pero Claudio Acuña sabe más, mucho más de lo que su discreción, su modestia (lo “piola’ ) y esa sonrisa enigmática, esconden celosamente.

Le explico que los detalles íntimos de una autoridad, son importantes. Revelan a la persona. Y, además, toman decisiones que nos implican a todos. Así es que queremos conocerlos. Lo interrogo por alguna anécdota de su infancia. De su nutrida vida, para que la gente común y corriente, como yo, lo conozca.

Algo, sobre las experiencias y sueños de esos seres humanos a veces lejanos, etéreos, que se asumen perfectibles pero sinceros, honestos, como cualquier otro ciudadano de a pie.

El tema es que además, Claudio Acuña cumplió exactamente dos años como core este mes de febrero. Y ya es por nueve meses su presidente.

Y a poco andar, este ariqueño con postgrados en Chile y Europa, soltero (“pero comprometido”), empieza a contar historias.

Este soñador ha trabajado duro para hacer realidad sus sueños, como ese de ser parte del equipo de básquetbol a pesar de su baja estatura (eso sí, me aclara, “al principio siempre salíamos últimos, jeje…”) como aprender guitarra (para mejorar sus bonos con las féminas), estudiar en Europa y mucho más…

Le pedí media hora. Hablamos dos. Nos interrumpieron diez veces. Pero por fin se dio.

GUITARREANDO ROMÁNTICO

Me habló de sus logros y sus fracasos, del amor y la psicología, de su infancia en el San Marcos, de su paso por la banda estudiantil y de su paso por el equipo de básquetbol; de su pasión por la música, por la política, del centralismo capitalino y de cómo, de puro enamorado, llegó a ser un excelente guitarrista.

Y el acento estuvo en ese llamativo “Máster en Envejecimiento y Dependencia” aprendido en Europa, sobre la importancia para todos nosotros que tiene la inversión social, en materia de mejorar la vida de los personas mayores, de darle una mejor vida a los Adultos Mayores de Arica, de Chile… del mundo.

Tras las primeras negociaciones con el exitoso psicólogo, el periodista lo llevó de vuelta a su infancia.

COLÓN SIN CEMENTO

Entonces, los ojos le brillaron y se relajó, hilvanando ideas. Y sonriendo para sí mismo... Cómo quien de sus maldades se acuerda.

“Mi primera infancia fue en Colón, entre O’Higgins y Chacabuco. Un rincón casero sin tanto cemento, el pavimento parecía de tierra, sin muchas tiendas ni bullas raras, con hartos vecinos, con amigos jugando a la pelota, algunas pololas, amigas creativas… y harta marraqueta metida en los bolsillos”, cuenta ya más relajado.

“Viví en el centro, pero también en la población Juan Noé, en Renato Rocca con Tucapel, en los edificios Parinacota, en la Villa Industrial. Tengo familia en todos lados. Estudié también en la Escuela D-4, la de Magisterio. Y también en el Junior College. Pero el San Marcos me marcó especialmente”.

Desde niño Claudio Acuña dice haber sido atrevido. Arriesgado. “Jugao”.

“Luché duro por estar en la banda del colegio (San Marcos). Hasta que fui uno de los mejores en el ‘Clarín’, como no iba a ser así, si aprendí con una especie de trompeta de mi abuelo, que era de la época de la Guerra del Pacífico, de 1879 y que un tío guardaba como hueso santo en esa primera casa de Colón. Ella ya estaba ahí cuando yo llegué, así es que aprendí a tocarla bien como a los cinco años. Con una tremenda capacidad pulmonar bien desarrollada, pues nada; creo que fui el mejor de todos”.

CHIQUILLAS DEL “SANTA ANA”

Acuña, de adolescente, también seguía esa entretenida costumbre de los que alguna vez también estudiamos en aquel viejo establecimiento de General Lagos con San Marcos; la de salir corriendo con la última campanada del día y bajar en patota por “21”, haciéndole el quite a los autos y a los camiones en esa calle no peatonal, para bajar “taquillando”, junto a las niñas de los distintos colegios que se reunían a esa hora…En especial las del Santa Ana.

Después, a jugar “Flippers”, a jugar Pool, tardes enteras de amigos en Bolognesi.

¿BASQUETBOLISTA?

A pesar de su baja estatura, su grandeza (o su altura de miras, si lo prefieren), se comenzó a forjar en ese colegio, el San Marcos, peleando primero por ser el único, el mejor “clarín”, y luego integrando uno de los equipos de básquetbol. Sí. de básquetbol. Bien guiado por el recordado y vigente Lucho Varas, profe insigne. Inspector severo…Hasta que lo logró.

“Yo era muy desordenado en el colegio. Pero hay un profesor que quiero mucho, Luis Varas, que nos disciplinó muy bien, que también fue inspector (Hoy Lucho Varas “ronca” en el “Pablo Neruda”). Él estaba a cargo de los equipos de básquetbol, del que siendo chico y todo, también formé parte. Y fíjate que no debería contarlo como anécdota. Éramos buenos, pero salimos últimos recuerdo un año, en un pequeño campeonato interescolar…”.

“ME COSTABA, PORQUE ERA CHICO”

Se graduó con honores de la Universidad de Tarapacá. Estudió con la beca Presidente de la República. Allí aprendió que los sistemas son perfectibles (“Tenía beca de comida pero la cedía, porque otros que no calificaban, no tenían qué comer”). Y también aprendió a tocar la guitarra. De puro enamorado…

“A mi me costaba mucho todo, porque siempre era el más chico. Pero después del colegio, cuando llegué a la universidad, me di cuenta de que sacándome buenas notas y expresando mis dotes políticas, con una sonrisa grande y mucho carisma, podía conquistar mujeres inteligentes y hermosas…”.

“Las semanas mechonas eran buenísimas. Aprendí a tocar guitarra, a tocar a Silvio, a Soda Stereo, los Enanitos Verdes, hasta Luis Miguel. Pololié con la reina mechona de Psicología (Daniela se llamaba, todavía nos saludamos)…tuve suerte. Mucha suerte.”

PASIÓN Y POLÍTICA

“Y había mucho trabajo político. He sido por años un militante disciplinado y activo, pero siempre rechacé cargos de representación popular. Estaba siempre tras bambalinas, en la universidad, apoyando a los nuestros, recuerdo a Marcelo Islas, a Valentín Volta, ex intendente por Antofagasta. Era muy activo en el trabajo de posicionar a los nuestros. Soy de aquel tiempo en el que para ingresar a la Democracia Cristiana, había que hacer una premilitancia, asistir a escuelas de formación, conocer muy bien la doctrina, los principios del partido y ahí recién, jurar y militar, demostrar que había interés y pasión real”.

Demócrata Cristiano por convicción, en lo espiritual se declara así: cristiano, en general, antes que católico, religión en la que fue educado de niño. Hoy se declara también muy cercano al mundo evangélico.

DESDE ARICA HASTA BARCELONA

Acuña tiene estudios doctorales en Recursos Humanos y Organizaciones, con postgrados en la Universidad de Barcelona, la Universidad Autónoma de Barcelona y el ESADE Business School, de España; cuenta con un diplomado en Gobierno y Gestión Pública por la Universidad Alberto Hurtado.

En España, la vida lo llevó a conocer el amor. Contrajo matrimonio en el viejo continente, pero también conoció los dolores que este provoca. Se separó. Hoy cuenta esto con honestidad. Pero sin culpa, eso sí.

“El cambio es lo único permanente. La madurez consiste en seguir recordando y respetando a esos seres humanos importantes que ya no están en tu vida, agradecido de haberlos conocido”.

“Viajé a Barcelona el año 1999, cuando estaba a cargo de la Fundación ‘Eduardo Frei’ (del 96 al 99). Postulé a una beca para un ‘Magister en análisis y conducción de grupos’. Después tuve que pagarla con harto trabajo, eso sí. Iba por dos años, conocí a una chica, me enamoré y me casé con ella… ¡Y me quedé cinco!”.

INTERCAMBIO

Claudio Acuña no sólo ha variado muchas veces de escenario físico, en lo que respecta a sus cambios de ciudad e incluso de continente. También de ambientes intelectuales.

“El ambiente que se vive en estas ciudades multiculturales, como Barcelona, es precisamente eso; que hay mucho intercambio de razas, de credos, de costumbres, mucha aceptación del otro, de sus diferencias, eso es lo primero que se percibe”.

“Es todo lo contrario a lo que sucede, por ejemplo hoy con Donald Trump, que pretende cerrarse al mundo, al extranjero, a lo desconocido. El mensaje es claro para nosotros como región, porque si no hemos podido despegar todavía es porque, entre otras materias, no ha sido suficiente nuestra política de integración”.

“MONSTRUO”

En un nuevo giro de su vida, y como quien vive muchas vidas, volvió a Chile y se quedó trabajando en Santiago, otros seis años más. En las mismas entrañas del centralismo. Ese monstruo que nos vuelve locos. Allí se convirtió en especialista en políticas públicas.

Posee una larga experiencia en Gestión Pública en los ministerios de Desarrollo Social, del Trabajo, de Economía y el Ministerio de Educación.

Además, fue director metropolitano del Servicio Nacional del Adulto Mayor y jefe del Departamento de Educación, en la Subsecretaria de Previsión Social. Fue seremi de Economía Fomento y Turismo, cargo al que renunció para asumir como Consejero Regional en marzo del 2015…

• Pero a ver, don Claudio ¿Usted entiende a esa gente inentendible?

- Claro. Hoy sí. Y precisamente por eso, es que ahora nadie me mete cuentos sobre cómo son realmente esos personajes que deciden y ordenan las normas que luego “bajan” a todas las regiones de Chile.

“Nada es de un día para otro. Las respuestas no llegan rápido en muchos temas. Pero si tienes una mentalidad empática o de apertura con el otro, de interpretar el fondo de lo que quiere decirnos, se logran los equilibrios”. Debemos ser capaces de innovar. Pero desde aquí hacia Santiago. No al revés”.

Este ex sanmarquino, hoy es el Jefe del Departamento de Planificación de la Secretaria Regional Ministerial de Educación, Región de Arica y Parinacota.

DITTBORN

Pero cuando Claudio Acuña se apasiona notablemente, es al hablar del Puerto Libre y de sus abuelos. Siempre le insistían en que el tiempo pasado en Arica realmente fue mejor, mucho mejor; con la Junta de Adelanto, con el Hotel Pacífico, con el Hipódromo lleno de vida, con los judíos y sus tiendas de 21, con barcos y más barcos llegando a puerto, cargados de chocolates, de electrodomésticos, con un “de todo”, que hoy ya no se ve.

Y es cuando recuerda la famosa frase de Carlos Dittborn: “Porque no tenemos nada, queremos hacerlo todo”. Fue tan inspiradora para él que se apoyó en ella para introducir su Cuenta Pública.

Esa frase célebre le pica, le saca roncha. Es lo único que veo que le hace perder la tranquilidad. Aunque sea un poco. Sin embargo se quita la ansiedad y sonríe. Y se vuelve aún más locuaz.

• ¿Qué le pasa con esa frasecita, don Claudio?”

- Si te han machacado con ella desde niño y que todo tiempo pasado fue mejor, no como un cliché, si no como algo que realmente pesa, lo que trasciende a todo eso es que uno quiere tener una región igual de próspera que la de sus abuelos. O aún mejor ¡Y no hay caso! ¡Hay que hacerse cargo...! Hay que continuar con la inversión pública en nuestras principales áreas de desarrollo económico, continuar impulsando infraestructura habilitante para el Turismo, la Agricultura y el Transporte, acompañado de la logística. Y diversificar, debemos sumar más productos o atracciones turístico-culturales, continuar con el trabajo público-privado de inversiones, un nuevo centro de eventos, el gran museo de la Cultura Chinchorro, que es una tarea pendiente, un gran parque de atracciones.

• ¿Una ciudad para la Tercera Edad?

- Todavía estamos en deuda con un centro “tortuguero” en la Puntilla Chinchorro, con enfoque educativo, para la familia y el turismo, concretizar productos turísticos. Pero por supuesto, está todo el tema de acoger inigualablemente bien, como ninguno en el barrio, a los adultos mayores de distintas latitudes.

Pero el tema, además, es que Claudio Acuña sabe, y sabe muy bien, que el futuro de esta ciudad, de toda esta región, de su economía y su despegue, está tremendamente ligado a los servicios para la tercera edad, o como el recalca, para los Adultos Mayores …

Arica, según el core, podría darle muy pronto cátedra a todo Chile y a nivel internacional, sobre lo que es vivir y convivir digna y sanamente, con miles de miembros de la Tercera Edad.

• ¿Vamos a tener un destino “sólo para mayores”, don Claudio?

- ¡Esa debe ser la apuesta! ¿Por qué Arica no puede tener el desarrollo económico de Miami, de distintas partes de Florida, de la costa Andaluza, del sur de Francia? ¿Cómo hacemos para que esta ciudad sea más accesible para los Adultos Mayores? Hoy somos uno de los destinos más importantes para los turistas de ese segmento, del programa vacaciones para la tercera edad, de Sernatur, pero van y vienen, la idea es que se queden una temporada.

• ¿O que al menos tengan una segunda vivienda acá?

- ¡Claro! Y si lo vamos a hacer, debemos encadenar a los distintos servicios públicos, Salud, Vivienda, Turismo, Cultura, con un trabajo sistemático, como lineamiento estratégico de la ciudad, para que no vengan sólo de paso. Lo demás tiene que seguir desarrollándose como la Agricultura y el Turismo, el Transporte, pero hay que desencadenar el desarrollo de este otro sector, donde tenemos ventajas incomparables o condiciones naturales excepcionales. Con compromiso, con todos creyéndose el cuento, sin duda que hay mucho por hacer pero es una gran apuesta.

• ¿El viejo continente le enseñó de vejez?

- Si. Pero también mi ciudad, Arica. Estoy ligado a este tema porque fui cuatro años director del Senama y luego volví a Barcelona (primero fue en 1999. Después volvió el 2010) a terminar un Magister en Envejecimiento y Dependencia. Todo este periplo entre Arica, Santiago y España, me permitió empaparme de las virtudes que tiene el envejecimiento. El cuidado del Adulto Mayor, la defensa de sus derechos, el envejecimiento activo.

• ¿O sea que la vejez es un tema de futuro?

- ¡Claro! Recuerdo que una vez, bajando por “21”, todo me hizo “click” y decidí radicarme en la ciudad que me vio nacer. Vi que había una residencia para mayores sin funcionar, uno de los doce Establecimientos de Larga Estadía que el Senama construyó en el país. En aquel momento, tome contacto con unas mujeres maravillosas, las hermanas de la Congregación “Hermanitas de los Pobres de Maiquetía”, de Venezuela, que administran por más de 50 años un Hogar en Arica, el de Azapa. Ellas me permitieron asumir esta tarea y fui el primer director técnico de aquel hogar del Senama, que mantiene sus puertas abiertas en la población Tierras Blancas, en calle Ramón Carnicer. Eso sí, me tuve que comprometer a crear una fundación. Y lo hice. Le pusimos Fundación Gente Grande.

• ¿Y ya estamos preparados culturalmente para eso?

- Ya es tiempo. Te digo que la juventud tiene mucho que decir. Y a mí me gusta el ariqueño, quiere su tierra, en general somos trabajadores, más encima somos querendones, acogedores, creo yo porque estamos mirando al mar. Tenemos un pensamiento de apertura, de libertad.

• ¿Y basta con eso?

- No. Claro que no. Así es que debemos alimentar la imaginación, basados en los conocimientos. Tener centros de salud especializados, rutas especializadas, de buses, taxis y calles, todo acomodado para la gente mayor, mejorar y ampliar la formación en envejecimiento y gerontología, construir más residencias y centros de días para adultos mayores, mas accesibilidad y transporte adecuado, más y mejores centros culturales…Pensar en grande… Existen las condiciones, tenemos una ciudad donde todavía se puede rescatar la vida de barrio, el contacto cotidiano permanente con el del frente, el saludarse en 21 de Mayo, en el terminal del Agro, el costo de la vida es accesible para todos. Niños, jóvenes, personas mayores.

“Hoy en día no tenemos un Puerto Libre ni barcos enormes cargados con chocolates ni Junta de Adelanto ni un Hotel Pacífico, pero tenemos harto más que nuestros abuelos. Y todavía queremos hacerlo todo. Queremos vivir más humanamente, en armonía, en especial con el Tiempo, con nuestros Adultos Mayores, en una comunidad amigable con las personas mayores, de lazos más reales, de lazos más estrechos. Y lo vamos a hacer. Eso, te lo prometo”. 



 
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