Las lluvias estivales de las últimas semanas nos han dejado una gran enseñanza y mucha tarea pendiente para los próximos años. Lo principal es no perder el foco, replantearse los objetivos y trabajar en cada rincón regional para jamás perder la conectividad.
Aunque en pocas horas llovió lo que precipita en años (probablemente este fenómeno se repita producto del cambio climático) esto no puede ser una excusa para justificar que esta región quedó aislada del resto del país, con cortes hacia Tarapacá (sur), Putre y con la incertidumbre sobre el real estado de los puentes (en el San José, ruta aeropuerto y Perú).
Según comentó en una entrevista televisiva el ex ministro del MOP y académico de la PUC, Hernán de Solminihac, el principal daño a la infraestructura lo provocan las lluvias, algo que ocurre en todo el planeta, de ahí que en diversas partes del mundo se está construyendo con resiliencia.
Por lo anterior, la invitación es a trabajar en grande y concretar una serie de obras de impacto, como generar rutas alternativas a la 11 ch y la 5 norte (en caso de colapso de estas), financiar el embalse de Livilcar (para que la bajada del río sea controlada), o concretar el parque urbano fluvial en el río San José; considerando factores como suelo salino e impidiendo asentamientos irregulares.
Fundamental es flexibilizar el uso de la Recomendación Satisfactoria (RS) en zonas extremas del país, ya que esta impide la realización de grandes obras que son trascendentales para nuestra región. Felizmente el PEDZE permite esto, pero ¿por qué no aplicarlo libremente en todos los proyectos de esta zona? ¿Por qué si existen tantas necesidades nos cuesta tanto llegar al 100% de la ejecución presupuestaria y se acaban realizando medidas desesperadas como lo vimos a fines del 2018?
Quizás la gran conclusión es no esperar que la solución venga de Santiago, hoy somos región, tenemos todo para concretar nuestra hoja de ruta y escribir nuestra historia, únicamente nos falta tomar las decisiones estratégicas pensando a largo plazo y no en el corte de cinta. Porque construir Arica y Parinacota es obra de todos.
