Sr. Director:
El futbolista profesional Rafael Caroca confesó en una entrevista que su mayor sueño es que su hija, diagnosticada con autismo no verbal, un día le diga: "¡Papá!".
El Trastorno del Espectro Autista (TEA) es una condición del neurodesarrollo que afecta la forma en que una persona se comunica, se relaciona y entiende el mundo. Dentro de esta diversidad, el autismo no verbal en la infancia es una realidad muchas veces invisibilizada. En estos casos, el lenguaje oral no se desarrolla o lo hace de forma muy limitada. Pero esto no significa que no haya pensamiento, emociones ni deseos de comunicarse.
Para las familias, el silencio puede ser difícil, y el anhelo de escuchar una palabra como "mamá", o un "te quiero", es una necesidad profundamente humana. Por eso, el acompañamiento terapéutico no debe centrarse solo en el niño o niña, sino también en su entorno.
Es importante recordar que el lenguaje hablado es solo una de las formas de comunicarse. Los niños con autismo no verbal pueden aprender a expresar sus ideas y sentimientos mediante otras estrategias: pictogramas, tableros de comunicación, gestos, señalamientos o incluso dispositivos electrónicos.
Estas herramientas permiten no solo expresar necesidades básicas, sino también emociones y pensamientos complejos. Comprender esto es esencial para profesionales y familias. Reconocer una mirada, un gesto o una imagen entregada como actos comunicativos genuinos puede transformar el vínculo con el entorno. No se trata de renunciar al habla, sino de abrir nuevas puertas. El silencio no es ausencia; es una invitación a comunicarse de otra manera.
Valeria Espina Araneda
Académica Escuela de Fonoaudiología Universidad Andrés Bello