La vida universitaria es una etapa de grandes desafíos: académicos, personales y sociales. Mientras los estudiantes se esfuerzan por alcanzar sus metas, muchas veces dejan de lado un aspecto esencial: su salud mental.
Ansiedad, estrés, depresión, sensación de fracaso o soledad son experiencias comunes, pero no siempre visibles. Según un estudio en universidades del norte de Chile, el 53,5% de los estudiantes presenta síntomas de ansiedad, el 49,6% de estrés y el 42,3% de depresión. Aunque se ha avanzado en derribar estigmas, hablar de salud mental sigue siendo, para muchos, un acto de valentía. Por eso, las instituciones de educación superior tienen un rol fundamental.
En Santo Tomás, la Dirección de Asuntos Estudiantiles (DAE) ha asumido este compromiso con un enfoque integral. A través del Programa de Salud Mental Estudiantil, se ofrece apoyo psicológico gratuito, talleres de autocuidado, charlas y campañas preventivas. Este programa no solo responde a urgencias, también promueve el bienestar como parte del desarrollo académico. La salud mental no es un complemento, es una condición para aprender, convivir y proyectarse. Reconocer la importancia del descanso, la gestión emocional y el acompañamiento profesional es tan vital como rendir una prueba o cumplir un plazo.
Cuidar la mente es también cuidar el futuro. Que existan espacios como los que ofrece la DAE demuestra que una educación más humana es posible, y necesaria.