En plena época de gripes y resfríos, los antigripales pasan a ser de los medicamentos más consumidos y dispensados en farmacias. Y, a pesar de ser productos de venta libre -por los que no requieres presentar una receta médica para su compra- pueden generar efectos no deseados e interacciones si se consumen de forma inadecuada o de manera indiscriminada.
En primer lugar, debemos entender que estos medicamentos cuentan con dos o más principios activos, que están destinados a aliviar los síntomas que producen estas afecciones, pero que no curan el padecimiento en sí. La mayoría de los antigripales contienen en su formulación un analgésico/antipirético (paracetamol o ácido acetilsalicílico), junto con un descongestionante (pseudoefedrina), un antihistamínico (clorfenamina), un antitusivo (noscapina) y otros componentes como vitamina C o cafeína. Por ello, consumirlos en exceso o por un tiempo prolongado (más de cinco días que es la dosis recomendada), con la idea de generar una mayor efectividad para el combate de los síntomas, es un error garrafal. Más aun cuando éste se comete en poblaciones susceptibles como enfermos crónicos, niños o personas mayores.
Por ejemplo, el uso de la aspirina -un Antiinflamatorio No Esteroideo (AINE)- no está recomendado en pacientes con úlceras agudas, activas o crónicas, o con historial previo de padecerlas, ya que puede perjudicar este cuadro. Además, tampoco se recomienda su uso en pacientes con terapia anticoagulante o combinar este medicamento con alcohol, ya que podría aumentar el riesgo de sangrado.
Por otro lado, el abuso del paracetamol -compuesto que se encuentra en casi todas las versiones de antigripales presentes en el mercado- por un tiempo prolongado y en altas dosis podría generar complicaciones en el hígado, sobre todo en pacientes con insuficiencia hepática. Por último, la Clínica Mayo también advierte posibles descompensaciones en pacientes hipertensos o con problemas cardiacos si abusan de algunos ANIES presentes en los antigripales, como el ibuprofeno, ya que podrían favorecer la retención de fluidos y generar edemas.
¿Y por qué hablar de todo esto? Porque necesitamos una población informada y comprometida con su salud, que entienda los beneficios y consecuencias de abusar de cualquier medicamento, conocer la frecuencia, cantidad y tiempo de uso y -sobre todo- los efectos de la automedicación. Ya en 2019 un estudio de la Universidad de Valparaíso revelaba que existían 11 mil hospitalizados cada año por el abuso o el uso indiscriminado de medicamentos, con cerca de un centenar de fallecimientos anuales.
Por esto, la orientación de los profesionales sanitarios de farmacias será fundamental para guiar a cada paciente, evitando interacciones y efectos no deseados, ayudándolos a entender la necesidad de considerar factores como la edad, las enfermedades de base y las dosis apropiadas, entre otras, antes de consumir cualquier medicamento, buscando siempre proteger nuestra salud y bienestar.